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miércoles, 13 de julio de 2011

XII

Amanece la mañana del 3 de marzo. Una chica se levanta temprano y le envia un sms a dos amigos. Con una sonrisa en la cara coge dos prendas de deporte;  Una camiseta azul, y luego unos negros pantalones cortos, para terminar coge sus deportivas, está lista. Va al cuarto de su madre, coge el protector solar y lo mete dentro de un bolso.
-Mamá, sírveme agua en una botellita, por favor.
-Está bien. ¿No quieres comer nada?
-No mamá, ¿y si vomito? Sería una total humillación.
-Cristina, cómete una tontería, de lo contrario podrías hasta desmayarte.
-He dicho que no.- Responde Cristina, arrugando su frente.
-No sales de aquí si no comes. –Aclara Fabiola.
-Ok mamá, pero que conste que lo haces en contra de mi voluntad.
-Muy bien, toma esta manzana. Ya verás cómo te sentirás mejor.
Cristina la toma y la guarda junto a la botellita de agua dentro de su bolsito lila. De repente recibe una llamada, es Gustavo, su mejor amigo.
-¡Hola!- dice ella.
-¡Criiiiiiiis!, Marta está súper emocionada, llega rápido que cada vez está peor.
-Jajajajaja, ¿para eso me llamas?
-Pues sí, y también echaba de menos tu voz.
-Gustavo…
-Te quiero princesa… Tú sabes que es broma.
-¡Qué no me llames princesa!- Responde Cris un poco molesta.
-Bueno, te veo aquí.
-Dale, te quiero.- Cuelga Cris.
Cris corre hacía la puerta, donde está su madre esperándole. Fabiola coge las llaves del coche y juntas se marchan hacía el ascensor. Como siempre Cristina se pone sus auriculares y empieza a oír sus canciones preferidas, cuando de pronto elige “Tan enamorados” de Ricardo Montaner, Cris no sabía que tenía esa canción en su Ipod, y la sigue oyendo, se deleita con cada palabra, con cada melodía de la canción y desea conocer a alguien que le dedicase esa canción. Se pregunta que se sentirá amar de verdad, amar continuamente. Transformar el amor en rutina y amar para vivir. La oye todo el camino hasta llegar a las Mercedes donde comenzaba aquella carrera, cuando va por la Plaza Sadel ve a sus dos amigos esperándole, sin querer esboza una ingenua sonrisa. Le dice a su madre que la deje allí y al bajarse del coche Marta le da un abrazo.
-Cris, te he echado de menos.
-¿Cómo que me has echado de menos, si me viste antes de ayer?- Rié Cris
-Pues sí, eres mi mejor amiga y me cuesta vivir sin ti- De repente, hay un silencio entre los tres…
-Bueno, ya. Vamos a calentar que la carrera comienza en quince minutos.-Dice Gustavo, tratando de romper la incomodidad.
-¡No estoy preparada Gustavo!, yo mejor me quedo esperándolos en la meta.
-Eso nunca, tú te vienes, si te cansas mucho yo me paro a esperarte, porque este, dudo mucho que se detenga
Estirando cada parte de su cuerpo, Marta, Gustavo y Cris se rién de ellos, de sus caras, de sus posiciones y de su loca amistad. Cuando de repente, oyen un pitido que manda a todos los participantes de la carrera a situarse detrás de una cinta roja.
En el momento que suena el segundo pitido, salen miles de personas corriendo. Algunos a una gran velocidad, otros un poco más lento y así continúan. Entre tantas personas, Cris ya no puede encontrar a Gustavo por lo que supone que se ha adelantado mucho. Cris ve entre un señor un poco robusto a su amiga Marta, la ve cansada y debilitada, recuerda que lleva un poco de agua en su bolsito lila, y aunque Cris sigue corriendo le ofrece un poco de agua.
-Toma amiga, lo necesitas.
-¡Dios, eres la mejor!- Dice Marta jadeando y sudando.
-Venga, que nosotras podemos, todavía faltan siete kilómetros.
Mientras corren, Cris la mira, mira cada expresión de su amiga. Observa todos los aspectos en los que se parecen y en los que no, Cristina la quiere tanto, no sabe que hará sin ella, sin esos gestos que tanta paz le transmiten. Ella es su mejor amiga, la que a pesar de todo siempre sabrá cómo sacarle una sonrisa. Cristina está segura que esa prueba de la distancia, será pan comido para esta amistad que tan grande es.
Pasan cincuenta y seis minutos, Cris y Marta cansadas, ven como cruzan la meta. Cansadas y sudadas se dan un abrazo. Al terminar ven a su amigo sin una gota de sudor y con una sonrisa, les espera con los brazos abiertos, cada una en un respectivo brazo.
-¡Lo lograron!
-Sí, y eso que nos dejaste muy atrás.
-Ya ustedes sabían eso, ¿o no?
-Pues sí- Dice Marta.
-Chicos, son lo mejor- Dice Cris, mientras se apoya en el pecho de Gustavo.
-¿Y eso a qué viene?- Dice Gustavo un poco extrañado.
-¿Qué pasa?, ¿acaso no puedo decirles lo que pienso de ustedes?- Cris le pega un golpe en su fuerte brazo.
-Jajajaja, perdóname princesa.
-¡Qué no me digas princesa!- Dice Cristina. -¿Cuántas veces te lo voy a tener que repetir?
-Bueno, bueno, ya está. ¿Sí? –Dice Marta.
-Por cierto, tengo una amiga que hará una fiesta el 11, ¿se quieren venir?- Dice Cris con entusiasmo.
-Da por hecho que yo voy, de hecho, tenemos que celebrar esta carrera.- Dice Gustavo orgulloso.
-Tengo que hablar con mi madre…-Dice Marta.
-¡Nosotros hablamos con ella!- Dicen Cris y Gustavo a la vez.
Es así como los tres se encaminan hasta la entrada de un centro comercial, El Tolón, para esperar que sus padres vengan a por ellos.

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